Tanto esfuerzo al final ha dado su fruto, aunque todavía está verde.
Desde que terminé mi licenciatura en ciencias del deporte dos años atrás, he tenido tiempo para reflexionar en el perfecto entrenamiento para mí, que se ha traducido en un estado de forma en constante evolución, sin fisuras ni lesiones. Un arduo trabajo de paciencia, análisis científico, lucha psicológica, y con la dureza espiritual de entrenar en soledad.
Durante el 2008 entrené en la calle, con la única compañía de mi padre y mi perrito, que de vez en cuando se animaba a esprintar conmigo. El 2009, también en la calle, inicié un cambio radical en mi entreno y mi técnica, que resultó en un bajón espectacular de rendimiento. El 2010 sufrí un accidente que por poco me deja inútil. Esguince de ambos pies, en la articulación de los dedos, ocho puntos en la barbilla que me dejaron "a dieta de sopas" durante dos semanas... con lo que no pude volver a correr un sprint hasta entrado enero. Pero empecé mi trabajo de fuerza, comprendiendo que es realmente indispensable para un velocista. Aumenté mi fuerza máxima en media sentadilla en un 50%, lo que me permitió rendir bastante bien al aire libre, aunque evidentemente no me dio tiempo a disfrutar realmente de esa mejora.
Es este año, el 2011, en el que empiezo a notar los efectos de ese duro entreno que ha llevado a mi fuerza a un nuevo escalón, permitiéndome el lujo de conseguir la mínima para el campeonato de España en la primera cita de la temporada... que más bien sabe a pretemporada.
Y el entreno sigue. Ahora busco el siguiente escalón.
Pero para que todo esto sea posible, LO MÁS IMPORTANTE ES LA SALUD.
¿Cómo puedo saber que si corro hoy no me voy a lesionar?
AQUÍ VA MI SECRETO: Si cuando hago rebotes forzando los isquios no siento dolor, sé que no me voy a hacer daño. Y jamás arriesgo.
Todos habréis leído el artículo de los entrenamientos en competición de Cometti. Pues eso es lo que hay que hacer: poner a prueba la musculatura progresivamente y llegar al límite mediante rebotes, porque los rebotes no enmascaran el dolor como sí lo hacen los estiramientos mantenidos. Si tengo el más mínimo dolor (que no sensación de estiramiento), entonces dejo la competición, el entreno y lo que haga falta. La salud es lo primero.
Espero que a alguien le pueda servir, como a mí me ha servido estos últimos años... y eso que ya estoy viejo!
lunes, 13 de diciembre de 2010
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